Cuento : "La maldición de Pluteus".
(Texto sin fecha ni autor, hallado escrito en las paredes de un hospital psiquiátrico)
Se dice que la verdadera historia de la humanidad comienza con el nacimiento de la escritura. La necesidad académica de catalogar y fechar, dividir y subdividir períodos clasifica a todos aquellos individuos que aún no dominaban el arte de comunicarse por medio de símbolos como “Prehistóricos”. Pluteus es anterior.


Los registros geológicos lo atribuyen a otros fenómenos, pero Pluteus nunca estuvo interesado en geología.
Cuanto más lejos llegan las historias, cuanto más impacto tienen en las sociedades, cuanta más alegría o sosiego surten en las audiencias, Pluteus más se fortalece. Muchos han intentado antropomorfizarlo, dado que las pasiones de Pluteus a veces se asemejan con las de los humanos. Pluteus ríe y llora con El ingenioso hidalgo don quijote de la mancha, sufre con Les miserables, tiembla bajo la prosa de Edgar Allan Poe y se estremece con la genialidad de Stephen King (algunos aseguran que durante un tiempo habitó en el condado de Maine). Durante el siglo XV tuvo bajo su cuidado a Johann Gutenberg mientras desarrollaba la imprenta, y protegió a cada trovador y juglar en cada una de sus travesías, llevando historias de poblado en poblado. Y hasta siguió de cerca y con entusiasmo la labor de los hermanos Grimm, pues es a veces es omnipresente, si así lo desea.
Estuvo presente en Auschwitz mientras un prisionero condenado a muerte relataba historias a sus compañeros, a sabiendas que podían ser las últimas que escucharan. Está presente en los cuentos que cada padre relata a sus hijos, cada maestro a su alumno, y guía las manos de cada individuo que, siguiendo el impulso ancestral, comienza a crear un relato. De hecho, está aquí, mientras escribo, y se deleita mientras usted lee estos párrafos.
Pluteus se compone y alimenta de la energía onírica que cada lector y escritor emana mientras disfruta de la literatura. Su sangre es la tinta de cada letra escrita en la historia, inhala imaginación, exhala júbilo. Sufre cuando el comercio se sobrepone a la lectura, no comprende lo que es el dinero. No comprende cómo una especie es capaz de producir tanta cultura, y limitar su acceso a unos pocos. Durante muchos años, su labor fue la de proteger las bibliotecas, ya que consideraba que en ellas se erigía el último bastión de la cultura del relato. Así, para proteger a la humanidad de sí misma, copió y archivó todos y cada uno de los libros escritos en la historia, en cada cultura, en todos los idiomas.
Se dice que Pluteus habita en una biblioteca de pasillos infinitos, y que ha protegido a cada uno de sus libros con una maldición, para que solo los más dignos fueran capaces acceder a ellos. Por fin entendimos el valor de compartir libros, y he aquí la maldición de Pluteus:
"Nuestro tiempo es finito".
Jamás ningún humano podrá leer toda la literatura existente. Así que debemos elegir con sabiduría cada una de nuestras historias, a sabiendas de estar perdiéndonos muchísimas más. Así surgieron los primeros librómanos en llevar la maldición de Pluteus, los primeros librómanos malditos, de quienes descendemos. Y nuestra labor es y seguirá siendo la de compartir historias, por siempre.
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